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¿Sabías que durante seis décadas el fibrocemento con amianto fue muy utilizado para fabricar tuberías? En el año 2001, tras la publicación de investigaciones médicas que relacionaban la exposición al amianto con diversas enfermedades mortales, una normativa nacional prohibía para siempre la comercialización y el uso de estructuras y productos con amianto. Sin embargo, buena parte de aquellas tuberías instaladas aún permanecen en las redes de saneamiento de muchos edificios españoles.

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Unos años después, en 2006, entró en vigor el Real Decreto 396/2006, en el que quedaban establecidas las medidas de seguridad, EPIS y protocolos que deben seguirse para retirar estructuras con amianto de los edificios, lo que incluye evidentemente las tuberías. Es lo que hoy conocemos como normativa de tuberías de fibrocemento, pero que es mucho más amplia y ambiciosa que eso. Como cualquier otro real decreto vigente en nuestro país puede consultarse en el BOE en el que fue publicado por primera vez.

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Qué dice la normativa de las tuberías de fibrocemento

Aquella normativa de prohibición fue imprescindible para avanzar hacia una sociedad más segura. Después de todo, la inhalación de fibras de amianto, finas y biopersistentes, aumenta significativamente el riesgo de padecer enfermedades como la asbestosis, el mesotelioma pleural o el cáncer de pulmón. No obstante, aquella otra normativa de regulación de la retirada fue igualmente indispensable. Al fin y al cabo, y sin una normativa de desagüe de uralita, cualquier persona o empresa podría realizar la retirada, con todo el riesgo que conlleva.

Casos en los que se obliga a hacer la retirada

Pese a la peligrosidad del amianto, nuestro marco jurídico no obliga a la retirada de tuberías de fibrocemento en todos los casos. Y existe un motivo claro para ello: el fibrocemento con amianto solo es peligroso cuando se encuentra en mal estado, momento en el cual las partículas de amianto se desprenden del cemento e invanden el aire. En ese sentido, la normativa habla de la retirada obligatoria cuando el fibrocemento está en mal estado o ha alcanzado el final de su vida útil.

Métodos para extraer los conductos

Cuando un pocero quiere acceder a la red de saneamiento o al interior de una tubería, puede utilizar los métodos que desea. Pero eso no ocurre cuando las tuberías presentan contenido de amianto. Por el contrario, el Real Decreto 396/2006 exige que se intervenga la red de manera cuidadosa y mediante métodos lo menos intrusivos posible. La destrucción del fibrocemento, su rotura, aumenta la peligrosidad. Es muy importante proceder con técnicas amables.

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Dimensiones de las tuberías según la ley

Esta es una consulta muy frecuente en relación a las normas de las tuberías de fibrocemento. Sin embargo, la realidad es que el decreto 396 no habla acerca de dimensiones. Eso es competencia de otras normativas. Lo cierto es que la retirada de las tuberías debe hacerse o no hacerse ateniendo a sus condiciones y a su antigüedad, no al tamaño de las mismas. Una estructura pequeña con amianto puede ser asimismo muy tóxica para las personas.

Medidas de seguridad que se deben seguir

La normativa vigente establece además todas las medidas de seguridad que deben estar presentes en las intervenciones de retirada del fibrocemento con amianto. Entre otras cosas, los trabajadores deben contar con monos de seguridad, botas de seguridad, guantes de seguridad, gafas de seguridad y mascarillas FFP3. También deben mediar en ocasiones cabinas de desamiantado.

Quién debe realizar el trabajo

En esto la normativa es muy clara: solo los profesionales formados en materia de retirada de amianto que formen parte de una empresa autorizada, es decir, inscrita en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA), tienen legitimidad para realizar el procedimiento. Hacerlo sin autorización puede ser motivo de sanción económica e incluso constituir un delito contra la salud pública.