A finales del siglo XX, y tras numerosas investigaciones médicas, quedó patente una cosa: la exposición continuada a las micropartículas de amianto resulta cancerígena para el organismo humano. Era tarde. Miles y miles de personas habían estado trabajando con el mineral durante décadas y muchas de ellas sufrirían las consecuencias en el futuro: enfermedades como la asbestosis, el mesotelioma pleural o el cáncer de pulmón pondría en peligro de sus vidas y, en algunos casos, terminaría con ellas. Fue entonces cuando los países pusieron en marcha un proceso de prohibición. Uno que se tradujo en diferentes normativas internas.
Qué norma regula la retirada de uralita
En nuestro país, en concreto, la normativa sobre retirada de amianto es el Real Decreto 396/2006, del 31 de marzo, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto. Una normativa que se halla precedida por otra normativa, de 2001, en la que queda recogida la prohibición terminante de la comercializació y uso del amianto. Desde entonces, estas disposiciones de nuestro marco jurídico han determinado qué puede hacerse y qué no con las estructuras que contienen amianto, además del cómo debe hacerse.
Cómo hacer la retirada de uralita según el RD 396
El Real Decreto 396/2006 establece todo lo relativo a la formación necesaria para proceder con la retirada de amianto. Al fin y al cabo, y al tratarse de un material tan sumamente tóxico, solo las personas formadas en la materia y pertenecientes a una empresa inscrita en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA) pueden encargarse de su manipulación. Además, la normativa también establece las medidas preventivas que han de tomarse obligatoriamente, como el uso de los equipos de protección individual (EPI), entre los que se incluyen las mascarillas FFP3 , o el uso de las cabinas de desamiantado.
Protocolo para extraerla legalmente
Para poder realizar la retirada de fibrocemento con amianto es necesario que una empresa especializada y autorizada por el RERA como la nuestra elabore un plan de intervención. Posteriormente, ese plan de intervención debe ser entregado al organismo municipal o autonómica pertinente para que lo valore, estudie su adecuación al Real Decreto 396/2006 y proporcione su aprobación. Una vez aprobado el plan, la empresa en cuestión debe implementar todas las medidas de seguridad contempladas en el mismo para garantizar la salud pública y de todos los trabajadores que intervienen en el procedimiento.
Cuándo es obligatorio quitarla del inmueble
A diferencia de lo que suele pensarse a menudo, la uralita con amianto no es peligrosa siempre. En realidad, mientras permanece unida al cemento resulta inofensiva porque sus partículas no pasan a formar parte del aire. El problema viene cuando el material se deteriora, sea por el paso del tiempo, por el uso o por su exposición a condiciones medioambientales adversas. En esos momentos las partículas de amianto comienzan a desprenderse del fibrocemento e inundan el ambiente. Es entonces cuando pueden ser inhaladas por las personas y sufrir las consecuencias de su biopersistencia. De ahí la necesidad de eliminar el amianto cuando está en mal estado o viejo.
Quién puede realizar este trabajo
Como hemos apuntado anteriormente, retirar uralita legalmente no está al alcance de todas las personas. De hecho, solo un grupito muy concreto puede llevar a cabo este procedimiento sin cometer un delito: quienes pertenezcan a una empresa autorizada por el RERA y haya realizado formación especializada en manipulación de amianto. Requisitos indispensables para asegurar que el procedimiento se lleva a cabo bajo las condiciones de seguridad adecuadas. El amianto no es un juego. La salud de todos depende de la calidad de retirada.